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Las naciones desarrolladas por sí solas no pueden detener el calentamiento global

Newton B. Jones
Presidente Internacional

Los comentarios de Kerry en Paris revelan una verdad climática

PARA AQUELLOS QUE apoyan las nuevas duras normas de la Agencia de Protección Ambiental (EPA por sus siglas en inglés) destinadas a las centrales eléctricas de carbón, los comentarios del Secretario de Estado, John Kerry durante la cumbre sobre el cambio climático en París deben venir como una triste revelación.

En la sesión plenaria del 9 de diciembre, Kerry declaró:

El hecho es que incluso si todos los ciudadanos esta- dounidenses fueran en bicicleta al trabajo, compar- tieran el vehículo a la escuela, utilizaran solo paneles solares para la energía en sus hogares - si cada uno de nosotros planta una docena de árboles - si de algún modo elimináramos todas nuestras emisiones domés- ticas de gas invernadero... eso todavía no sería sufi- ciente para compensar la contaminación de carbón que viene del resto del mundo. Si todos los países industrializados bajaran a cero emisiones... no sería suficiente - no cuando más del 65 por ciento de la contaminación de carbono del mundo proviene del mundo en desarrollo.

El punto de Kerry, por supuesto, es que las naciones en desarrollo deben hacer más para reducir sus emisiones, pero sus comentarios golpearon una verdad importante sobre el cambio climático: Las naciones en desarrollo están utilizando combustibles fósiles para llevar a sus ciudada- nos fuera de la pobreza y hacer crecer sus economías y al hacerlo, están desatando una enorme cantidad de emisiones de CO2. Y nada que el mundo desarrollado está haciendo actualmente va a cambiar esa realidad.

Las naciones en desarrollo no están siguiendo nuestro ejemplo

PESE A LAS declaraciones de Kerry, la actual administra- ción, a través de sus políticas, reglamentos y declaraciones públicas, parece no comprender la inutilidad del desmante- lamiento de la industria estadounidense del carbón e inte- rrumpir nuestro sector energético. La administración ha tomado la posición de que si los Estados Unidos da el ejem- plo para la descarbonización a continuación, las naciones en desarrollo seguramente harán lo mismo.

La Administradora de la EPA Gina McCarthy dijo tanto durante su testimonio ante un comité de la Cámara de EE.UU. en julio pasado. Cuando se le preguntó si estaba de acuerdo en que el Plan de Energía Limpia (Clean Power Plan) sólo frenaría el calentamiento global por una centé- sima de grado, dijo: “El valor de esta regla no se mide de esa manera. Se mide en mostrar la fuerte acción interna que en realidad puede desencadenar una acción global...”

Eso suena muy parecido a una ilusión. De hecho, las naciones en desarrollo no siguen el ejemplo de EE.UU. Ellos no están abandonando los combustibles fósiles. Un estudio realizado por los grupos ecologistas Coal- Swarm y el Sierra Club encontró que 557 plantas de car- bón estaban en construcción en todo el mundo a partir de julio del 2015, con otras 1,600 o más en las etapas de planificación. La mayoría de estas plantas se están construyendo en Asia.

Según Reuters, incluso las naciones más desarrolladas económicamente en Asia siguen construyendo centrales de carbón. Para el 2021, Japón añadirá 41, Corea del Sur 20.

Es cierto que muchos países asiáticos también están construyendo fuentes de energía renovables, pero esas fuentes siguen siendo caras y representan un pequeño porcentaje de la generación total de electricidad. Más de dos tercios de la generación de China proviene del carbón a pesar de una inversión sustancial de ese país en las energías renovables. Y que la participación podría ser aún mayor, ya que China admitió recientemente subregistrar su consumo de carbón en un 17 por ciento.

En efecto, las normas anti-carbón promulgadas por la EPA están logrando nada, mientras se destruyen buenos puestos de trabajo en Estados Unidos, se devasta nuestra industria minera del carbón, lo que altera nuestra industria de servicios eléctricos, y eleva el costo de la energía para los consumidores y las empresas.


SI TODOS LOS PAÍSES INDUSTRIALIZADOS BAJARAN A CERO EMISIONES ... NO SERÍA SUFICIENTE - NO CUANDO MÁS DEL 65 POR CIENTO DE LA CONTAMINACIÓN DE CARBONO DEL MUNDO PROVIENE DEL MUNDO EN DESARROLLO.

— SECRETARIO DE ESTADO JOHN KERRY


Por estas razones, el sindicato de los Boilermakers ha presentado demandas en contra de la EPA, en oposición al Plan de de Energía Limpia de la agencia, que se enfoca en las centrales eléctricas existentes, y su regla de Nuevas Normas de Fuentes de Funcionamiento, que hace que sea prácticamente imposible construir nuevas plantas. Y no estamos solos. Aproximadamente la mitad de todos los estados de Estados Unidos, junto con los servicios públicosyotrossindicatostambiénestándemandandoa la EPA sobre estas reglas costosas, destructivas e inútiles.

Necesitamos liderazgo político práctico

SI LA CUMBRE de París parecía más teatro que sustancia, es probable a que carecía de una ruta clara para la miti- gación del cambio climático. En su conjunto, todas las reducciones de las emisiones específicas propuestas por las naciones participantes no pueden evitar un aumento de la temperatura global por encima del umbral 2C.

Como el autor y profesor danés Bjorn Lomborg con- cluyó en un estudio reciente revisado por expertos, esas reducciones nacionales dirigidas cortarían la temperatura global en un mero 0.05 C para el año 2100, con un costo estimado para la economía global de cerca de $1 trillón de dólares anuales.

“En cuanto a la etiqueta del precio y los efectos de la tem- peratura del probable tratado de París, podemos ver que algo está muy mal con nuestro enfoque actual,” Lomborg escribió antes de la cumbre.

Lomborg cree que el enfoque correcto es invertir fuer- temente en investigación y desarrollo para la energía reno- vable de manera que se convierta en un costo competitivo con los combustibles fósiles. Eso está muy bien, pero no se refiere a lo que hacemos con las miles de plantas eléc- tricas de carbón operando en todo el mundo, muchas de las cuales tienen una vida funcional de tres o cuatro déca- das. Allí se encuentra la mejor oportunidad de hacer la mayor contribución a la mitigación del clima. La captura de carbono de esas plantas y el almacenamiento seguro o hacer uso comercial de los mismos es la clave para perma- necer por debajo de 2C. Pero lograrlo requerirá una impor- tante inversión en R&D respaldada por los gobiernos y la industria - a un nivel mucho más alto del que ha existido hasta la fecha.

La administración actual es demasiado acogedora, con el Movimiento Verde, con sus profundos bolsillos y grupo de abogados. Esa relación ha nublado cualquier visión hacia un objetivo, enfoque práctico para hacer frente al cambio climático.

Como el profesor de la Universidad de Columbia y des- tacado activista del clima James Hansen escribió reciente- mente, “el legado climático de Obama, en su curso actual, será peor que un fracaso: será un fracaso total innecesa- rio...Obama aún tiene la oportunidad de una herencia climática positiva, si el desecha Green Big. Es mejor sen- tarse con los líderes chinos, que están capacitados técnica y racionalmente, y comprenden que estamos juntos en el mismo barco. Será mejor encontrar la manera de contener el drenaje juntos o nos hundimos juntos”.

De cara al futuro, necesitaremos una dirección política práctica a nivel global que comprenda las realidades de la mitigación del cambio climático y no está influenciada por los ecologistas empeñados en la eliminación total de los combustibles fósiles. Y necesitaremos un presidente que entienda que las turbinas eólicas y paneles solares son una pieza del rompecabezas - no el rompecabezas.

Mientras que algunos sindicatos ya han apoyado a un candidato presidencial para las elecciones de 2016, la Her- mandad todavía tiene que hacerlo. El próximo presidente debe comprender las implicaciones de nuestra política actual al cambio climático - una política que es costosa para nuestros miembros, la industria y la economía esta- dounidense que todavía alcanza prácticamente nada en el camino de la mitigación.

No es demasiado tarde para cambiar de rumbo. La pre- gunta no es ¿cómo cerramos todas las plantas de carbón en el mundo?. Más bien es ¿cómo podemos capturar, almace- nar y utilizar el carbono de todas esas plantas?.

La respuesta nos llevará a una solución viable al calenta- miento global.