He recibido mucho apoyo en todos los sentidos. En esta familia sindical nos cuidamos mutuamente.
Cuando fue contratada en el 2018, la aprendiz del Local 83 (Kansas City, Missouri) Cristina Redbear, encontró más que una nueva oportunidad profesional. También descubrió una nueva comunidad de apoyo en los Boilermakers.
Nacida y criada en la reserva de las Dakotas, es miembro de la tribu Standing Rock Sioux que se extiende desde Dakota del Sur hasta Dakota del Norte. El viaje desde allí hasta su vida actual fue difícil y tortuoso.
A los veinte años, Redbear se encontró a sí misma como una madre joven y soltera con dos hijas que criar y sin un lugar al que llamar hogar. «Afortunadamente, tenía un automóvil en ese momento», dice. Es donde dormían ella y sus pequeñas hijas: allí o, de vez en cuando, en el sofá de un amigo. «Fue una época difícil».
Al final consiguió un empleo en su tribu trabajando en recursos humanos y solicitó una vivienda en Bismarck, Dakota del Norte. Allí conoció a su novio, que luego se convirtió en su esposo. También es donde empezó a pensar en un cambio de carrera.
Aunque estaba agradecida por el trabajo en recursos humanos, Redbear quería algo más. Tenía amigos que eran instaladores de tuberías, todos ellos no sindicalizados. Y su novio estaba en el sindicato Laborers, trabajando en Bobcat. Él había asistido a la escuela de soldadura y la animó a intentarlo.
Ella estaba nerviosa por aprender a soldar. Le decía a su novio: «Soy una mujer. No sé nada de los oficios». Pero él llegaba a casa del trabajo y le contaba acerca de los procesos de la soldadura. Finalmente, con su curiosidad despertada, se inscribió en un curso de capacitación en soldadura en Bismarck mientras también hacía malabares con dos trabajos en una guardería y como cajera.
«Pasé por un programa de doce semanas», dice Redbear. «Allí fue donde oí hablar de los Boilermakers. Cuando fui a la escuela, todo encajó. Al principio, estaba nerviosa, luego me intrigó. Y me sentí mucho mejor con la decisión de aprender a soldar».
Le gustaba el trabajo y acabó aplicando en el Programa de Aprendizaje de los Boilermakers del Área de los Grandes Lagos. Para su alegría, el sindicato la aceptó en el programa de aprendizaje.
Su familia había estado pensando en mudarse de la reserva y esto lo aseguró. Ella y su novio se casaron y luego se mudaron con su familia al área de Kansas City. Hicieron la mudanza sin un lugar donde vivir y empezaron de cero.
«Cuando nos mudamos, lo dejamos todo atrás», dice Redbear. «Sólo trajimos nuestra ropa. Nos quedamos en el sótano de mi hermana, apiñados allí durante dos o tres meses hasta que pudimos alquilar nuestra propia casa».
En el 2020, su esposo se incorporó al L-83, y ahora la pareja viaja junta a los trabajos. La prima de Redbear, que se unió a la familia en Kansas City, ayuda con los cuatro hijos en edad escolar de la pareja.
Dice que el mayor reto al que se enfrentó fue tomar la decisión de unirse a los Boilermakers. En retrospectiva, la decisión fue acertada.
«Ha sido genial en los Boilermakers», dice. «He recibido mucho apoyo en todos los sentidos. En esta familia sindical nos cuidamos mutuamente».
Redbear no tiene más que elogios para los Boilermakers y sus hermanos y hermanas sindicales. «Por lo general, conozco a alguien con quien congenio en mis trabajos». Ella menciona que nunca olvidará su primer empleo trabajando en juntas de expansión en la estación generadora LaCygne, donde conoció a otra mujer de su local: Roni Jenkins. Las dos siguen siendo amigas tanto dentro como fuera del trabajo.
Tiene un consejo para otras mujeres que estén pensando en convertirse en Boilermaker. «No tengas miedo de lo que no sabes. Eres capaz de hacerlo por ti misma. Simplemente, lánzate».