El impacto de Rich en nuestro sindicato y en las luchas y logros de los trabajadores organizados no será olvidado. Tenía los pies en la tierra, pero era grandioso. Llegó a millones de trabajadores a través de su liderazgo y su tenaz dedicación a las causas laborales.
Los sindicatos perdieron a un líder legendario y querido con el fallecimiento del presidente de la AFL-CIO, Richard Trumka, el 5 de agosto. Y los Boilermakers perdieron a un querido amigo y a un extraordinario aliado.
Rich se encontraba acampando con su familia cuando sufrió un infarto letal. Tenía setenta y dos años.
Nuestros corazones y oraciones están con la familia de Rich y con todos los que conocieron, amaron y respetaron a este gran hombre, este indomable defensor de los trabajadores.
Rich luchó valientemente y sin descanso por las causas laborales a lo largo de su carrera. Durante los últimos doce años, estuvo al frente de los sindicatos. Fue el rostro de los trabajadores en los medios de comunicación, en el Capitolio y en la primera línea de numerosas luchas contra la injusticia social y la opresión de los trabajadores.
Rich creció cerca de Pittsburgh, hijo de un minero del carbón polaco-americano y de una ama de casa italo-americana. Sus raíces obreras le llevaron a trabajar en las minas, como su padre, mientras asistía a la universidad. Se graduó en 1971 de la Universidad Estatal de Pensilvania con una licenciatura en Ciencias y recibió su título de abogado en la Facultad de Derecho de la Universidad de Villanova tres años después. Brillante, enérgico y elocuente, Rich podría haberse encontrado algún día entre la élite empresarial o política. En cambio, optó por volver a sus raíces y dedicar su vida a los trabajadores y al sindicalismo.
Rich trabajó como abogado del personal en Trabajadores Mineros Unidos (United Mine Workers) de 1974 a 1979 y llegó a ser presidente del sindicato en 1982, a la temprana edad de treinta y tres años.
Su valor y su inquebrantable liderazgo durante la exitosa huelga de nueve meses contra Pittston Coal Company en 1989 y durante la huelga nacional contra Peabody Coal en 1993 le ganaron un merecido respeto en toda la comunidad laboral.
Fue elegido secretario-tesorero de la AFL-CIO en 1995 y presidente en el 2009. Rich fue un destacado defensor y un poder influyente en algunos de los temas clave de nuestro tiempo, defendiendo protecciones laborales más sólidas mientras la Administración Trump trataba de reescribir el acuerdo comercial del Tratado de Libre Comercio de América del Norte y estuvo al mando, tanto durante el gobierno de Obama como el de Biden, en el impulso de los trabajadores a la Ley PRO para que la organización sindical sea más fácil y justa.
A pesar de que su agenda debía estar increíblemente llena, sacó tiempo para hablar a nuestros miembros en convenciones consolidadas y otros eventos en los que fue recibido con entusiasmo y ovaciones. Su voz apasionada y poderosa habló de las pruebas laborales, de las oportunidades y de la necesidad de «caminar juntos por el fuego» para lograr la justicia y la equidad.
Durante nuestra convención consolidada virtual el pasado mes de julio, Rich se dirigió a nuestro sindicato con un mensaje sobre las importantes contribuciones que los Boilermakers hacen a la sociedad. Nos dijo: «Sin los Boilermakers, Estados Unidos no puede construir las maravillas modernas para competir con el mundo, y ciertamente no venceremos el cambio climático sin los Boilermakers en la mesa».
A menudo parecía que Rich formaba parte natural de nuestro sindicato y, de hecho, estábamos orgullosos de haberle hecho miembro honorario de los Boilermakers hace años.
Rich nunca se echó atrás ante los poderosos enemigos corporativos y políticos. En una pasada conferencia LEAP, nos dijo: «Estamos luchando por la reforma financiera. Buscamos fundamentalmente un tipo de economía diferente, una economía que realmente funcione para los trabajadores y no sólo para los de arriba». Arremetió contra los bancos de Wall Street y las empresas de inversión responsables de la Gran Recesión, llamándolos «saqueadores de nuestra economía».
Rich comprendió el valor y la promesa de la iniciativa de los Boilermakers de reformar el Brotherhood Bank & Trust como Bank of Labor. Estuvo allí para cortar la cinta cuando inauguramos las oficinas del Bank of Labor en Washington, D.C. en el 2016, y continuó apoyando al banco a medida que se expandía para ofrecer a los sindicatos una alternativa a los bancos de Wall Street que usan el dinero del trabajo contra el trabajo.
El impacto de Rich en nuestro sindicato y en las luchas y logros de los trabajadores organizados no será olvidado. Tenía los pies en la tierra, pero era grandioso. Llegó a millones de trabajadores a través de su liderazgo y su tenaz dedicación a las causas laborales.
Le echamos de menos y atesoraremos siempre su recuerdo. Y continuaremos la lucha que tan hábilmente lideró.
Con la histórica elección de Liz Schuler como presidenta de la AFL-CIO (la primera mujer que ocupa ese cargo) y de Fred Redmond, de los Steelworkers, como secretario-tesorero, se abre un nuevo capítulo para los sindicatos. Sin duda, Rich Trumka se esforzó al máximo por todos nosotros.