"Yo era un niño tremendo", admite Don Rojem, 86, oriundo de Michigan y miembro retirado del Local 169 (Detroit). "Simplemente no estaba hecho para la escuela."
Después de haber sido expulsado dos veces por ser un estudiante rebelde, Rojem, a los 12 años, puso la educación formal detrás de él de manera permanente y comenzó una aventura que finalmente lo llevó a convertirse en un Boilermaker, un trabajo que llegó a amar y del que un día comenzó a escribir bajo una nueva pasión por la poesía.
Su juventud fue toda una aventura y trabajo físico duro. Trabajó en granjas y en tala con su padre. Viajó por los carriles de un estado a otro en busca de trabajo y oportunidades. En 1946, a los 16 años, su madre firmó los papeles para que se convirtiera en un marinero de sindicato, y viajó a los Grandes Lagos sobre mineros de carbón, de Duluth, Minnesota, a Buffalo, New York, y los puntos intermedios.
Rojem más tarde participó como Obrero, Carpintero y Cerrajero antes de que un contratista impresionado con su trabajo le abriera una puerta al local de los Boilermakers en Detroit.
"No había ningún programa de formación en ese entonces", recuerda Rojem.
La formación sucedía con el trabajo, y él aprendió solo a soldar. Pero sus múltiples trabajos en diferentes industrias en su juventud le sirvieron de mucho, y eso le ayudó a recoger habilidades que lo hicieron capaz de manejar las diversas tareas requeridas por un Boilermaker.
Rojem resonó en todo el país, trabajando en centrales eléctricas, refinerías, fábricas de acero, minas de hierro y otros proyectos industriales. En muchos de esos viajes, su esposa, Joyce, viajó con él. Ellos todavía están casados después de 61 años.
En el 2008, Rojem, a los 78 años, completó su último trabajo como un Boilermaker y se jubiló, para irse a vivir con Joyce a su granja en Alabama. Unos años más tarde descubrió su vocación poética por casualidad, después de leer las obras del británico-canadiense Robert Service, conocido como "el bardo del Yukón."
Siempre bueno en la rima, a Rojem le tomó dos semanas poder completar su primer poema. Otros siguieron rápidamente, y de pronto estaba escribiendo sobre la vida cotidiana, la fabricación de calderas, religión y otros temas. Él compiló un libro de poesía, que ofreció gratuitamente a los demás.
Hoy Rojem reflexiona en todas las ventajas de una carrera como Boilermaker. Él es muy leal al oficio y se apresura a compartir sus pensamientos. Su consejo favorito es: "Todo lo usted tiene que vender es su trabajo, y si usted quiebra la compañía [por ser irresponsable], usted se quiebra a si mismo. Usted no tiene más trabajo".
Rojem aplaude el Código Boilermaker, el nuevo programa MOST que sirve como guía para la excelencia en la industria. Él reconoce los retos a los que se enfrentan los Boilermaker con la competencia y las duras regulaciones ambientales como el Plan de Energía Limpia.
"La última cosa que quiero escuchar", dice, "es ‘Yo llegue a bordo demasiado tarde, el último Boilermaker acaba de salir por la puerta.’"
Boilermaker
Por Don Rojem
Boilermakers es una hermandad
Que confluye
Como una hermandad lo debe hacer
No hay trabajo demasiado grande, ningún trabajo demasiado pequeño
El Boilermaker puede hacerlo todo
Un grupo de personas con un trabajo que hacer
Que han hecho su mejor esfuerzo
A través del día
Un pueblo con un destino
No es lo que los Boilermakers
Pueden hacer por mí, es lo que yo puedo hacer
De los Boilermakers
Con gratitud, buena actitud
La lealtad, la honestidad y la integridad
Voy a trabajar de forma segura todos los días
Y predicar eso mismo a lo largo del camino
Amaré a mi hermano
Mi hermana, mi vecino también
Y compartiré las alegrías de la vida contigo
Una habilidad que se enseña, se perfecciona y se trasmite
Al igual que la canción de este viejo Boilermaker
Boilermaker, Boilermaker, sí, yo soy
Boilermaker, soy yo
Boilermaker, Boilermaker, sí, yo soy
Boilermaker hasta que me muera