Durante la huelga general de Seattle de 1919, los Boilermakers desempeñaron un papel crucial como uno de los sindicatos participantes. El malestar laboral inundó la nación durante y después de la Primera Guerra Mundial, pero el gobierno y el comercio no aumentaron los salarios de los trabajadores desgastados por la guerra. La huelga general de 1919 fue la primera huelga general de cualquier tamaño en la historia de Estados Unidos. El objetivo era demostrar una solidaridad masiva pero pacífica para cambiar el tenor y el equilibrio de las relaciones laborales. Y todo empezó en el astillero.
Durante la guerra, la Emergency Fleet Corporation impuso estrictos controles salariales en todo el país. Para apoyar la guerra, los trabajadores de los astilleros siguieron trabajando y cobraban mucho menos de lo que valían. Después de la guerra, exigieron un aumento del 20%, o 1 dólar más por hora, pero los propietarios y los reguladores federales rechazaron su demanda. Entonces, los trabajadores del astillero abandonaron sus trabajos. Algunos trabajadores, incluidos los Boilermakers, no contaban con la aprobación de sus dirigentes sindicales para hacer una huelga.
El Consejo Laboral Central de Seattle convocó una huelga general en apoyo de los trabajadores de los astilleros a finales de enero, y los trabajadores, desde las “telefonistas” hasta los carpinteros y las empleadas domésticas, cumplieron. Las estimaciones sitúan el número de trabajadores sindicalizados en huelga en alrededor de 65,000, con un total de alrededor de 100,000 trabajadores abandonando sus puestos de trabajo.
Los sindicalistas formaron el Comité General de Huelga, un consejo de representantes de los diferentes sindicatos involucrados en la huelga. Este comité era responsable de coordinar las actividades, organizar el apoyo y garantizar que la huelga se mantuviera pacífica y disciplinada.
Durante toda la huelga, los miembros del sindicato gestionaron los servicios esenciales de la ciudad, asegurando que los hospitales, los centros de distribución de alimentos y los servicios públicos siguieran funcionando con interrupciones mínimas. Miembros del sindicato desarmados patrullaban la calle para mantener la paz. Esta muestra de acción responsable y disciplinada demostró que los trabajadores en huelga no buscaban el caos sino más bien abogaban por sus derechos y mejores condiciones laborales.
La huelga mostró la influencia del trabajo organizado y el poder de la solidaridad entre diversos grupos de trabajadores. Los Boilermakers, junto con sus compañeros sindicales, contribuyeron al carácter pacífico y ordenado de la huelga, disipando los temores de radicalismo y violencia que a menudo se utilizaban para desacreditar a los movimientos laborales.
Al final, si bien la huelga general de Seattle sólo duró cinco días, dejó un impacto duradero en el movimiento laboral de los Estados Unidos. Cuando terminó la huelga general, Samuel Gompers, de la Federación Estadounidense del Trabajo, se mostró eufórico y proclamó que “la revolución había terminado”. Porque no todos en el movimiento obrero apoyaron la huelga.
Las acciones de los Boilermakers y otros sindicatos participantes demostraron el potencial de la acción colectiva y la protesta pacífica, influyendo en futuros movimientos laborales e inspirando a los trabajadores a continuar luchando por sus derechos. El papel de los Boilermakers en la huelga sirve como recordatorio de la importancia de la solidaridad de los trabajadores y la búsqueda de una sociedad más equitativa y justa.